miércoles, septiembre 21, 2016

RENDIR CUENTAS ES BÍBLICO

Todo el mundo es responsable ante alguien.

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Bendiciones,

Enio

Meditación Diaria

RENDIR CUENTAS ES BÍBLICO

SANTIAGO 5:13-16 “¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas. ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia para que oren por él, ungiéndolo con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si ha cometido pecados le serán perdonados. Confesaos vuestras ofensas unos a otros y orad uno por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.”

Hay abundantes mandatos bíblicos en cuanto a rendirnos cuentas unos a otros. Pero, para muchos, la idea de revelar información personal parece negativa o incluso una invasión de la privacidad. Tal confesión parece ser un obstáculo para la búsqueda de placer, prosperidad y prestigio. La mayoría de las personas prefieren ser reservadas y no involucrar a nadie más en sus asuntos.
La Biblia, sin embargo, deja claro que los cristianos deben apoyarse y rendirse cuentas mutuamente: “Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados” (Santiago 5:16).
La rendición de cuentas en el cuerpo de Cristo es un principio bíblico. Los miembros de la iglesia se sujetan a su pastor (Hebreos 13:17). Pablo nos dice que nos sometamos unos a otros (Efesios 5.21). Sin embargo, él era responsable ante la iglesia (Hechos 14:27), así como Timoteo estaba subordinado a él (1a Timoteo 4:13-16). Los apóstoles estaban, por supuesto, bajo la autoridad de Jesús (Lucas 10), así como Jesús estaba sometido al Padre (Juan 8:28,29). Y, lógicamente, la Biblia nos dice que toda la iglesia está sujeta al Señor Jesucristo (Efesios 5:24).
Sea cual sea la posición de una persona, todo el mundo es responsable ante alguien. Y ésto es válido para toda la familia de la fe, desde la congregación hasta el Señor mismo, quien sirvió a DIOS Padre.
Las personas evitan rendir cuentas por diversas razones, entre éllas: orgullo, ignorancia y temor. Ésto es peligroso, pues nuestro enemigo conoce nuestras debilidades y sabe cómo explotarlas. Pero podemos vencer con el apoyo de nuestros hermanos en la fe. Hay poder en la oración. Hay poder en el cuerpo de Cristo, la Iglesia.

ORACIÓN: Señor, Padre Celestial. Ayúdame a vencer mi orgullo, mi ignorancia y temor. Que pueda confiar en los hermanos de la fe y éllos mediante la oración puedan ayudarme a salir de mis problemas y dificultades. Gracias Señor. En el nombre de Cristo, amén.

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