lunes, noviembre 17, 2014

LA VERDADERA RIQUEZA

Tu Santa Palabra…
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria  
LA VERDADERA RIQUEZA
SALMOS 119:57-58 “¡Mi herencia eres tú, Señor! Prometo obedecer tus palabras. De todo corazón busco tu rostro; compadécete de mí conforme a tu promesa.”
Casi todo el mundo sueña que llegue un día en que le traigan la noticia de que una tía millonaria falleció y le dejó toda su fortuna en herencia por haber sido su sobrino favorito. Más que una esperanza ésto es una fantasía por cuanto ¿cuántas personas en el mundo tienen una tía millonaria? Y aunque la tuvieran ¿no le parece que esperar su muerte es un acto de egoísmo absoluto?
En todo caso, sea que la riqueza nos llegue por vía de una herencia o por un hecho fortuito, nunca hemos de poner nuestras esperanzas en el dinero. Para comenzar, las riquezas son inciertas; nunca se sabe cuándo llegarán y cuándo dejarán de ser. Por otro lado, lo que fácil llega, fácil se va, de manera tal que las riquezas son poco confiables. Aparte de todo ésto, las riquezas ejercen una poderosa influencia sobre nuestras vidas que nos hace apartarnos del recto sendero que DIOS ha establecido para cada uno de nosotros.
¿Quiéres conocer una riqueza que no te hará comportar de manera egoísta ni te hará apartar tu mirada de DIOS?
Esa riqueza solamente la podrás hallar por medio de la lectura constante de la palabra de DIOS (La Biblia). En élla encontrarás toda clase de tesoros que te harán verdaderamente rico y poderoso.
Por medio de la palabra de DIOS conocerás las inquebrantables promesas que DIOS tiene para sus hijos y podrás ver Su misericordia y Su perdón que pueden rescatarte de la fosa en que posiblemente te encuentres por haber perdido el rumbo.
Acude, pues, a la fuente de la sabiduría y al manantial de los tesoros. Sólo allí podrás hallar gozo y paz. Sólo allí podrás conocer el corazón de nuestro Señor Jesucristo. ¡Sólo a DIOS sea la gloria!
ORACIÓN: Padre Celestial. Dame la inteligencia y sabiduría para leer, entender y comprender Tu Palabra. Ayúdame Señor para que diariamente separe un momento del día y pueda leerla. Tú me hablas y me guías a través de élla. Ayúdame Señor. En el nombre de Cristo, amén.


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