miércoles, junio 09, 2010

YA NO ERES ESCLAVO, SINO HIJO...

Ya no eres esclav@, sino hij@...
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Bendiciones,
Enio


Meditación Diaria

por RITCHIE PUGLIESE

PADRE AMOROSO
GALATAS 4:6-7 “Y por cuanto sois hijos, DIOS envió a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba Padre! Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de DIOS por medio de Cristo.”

Tener a DIOS como nuestro Padre celestial es un privilegio muy grande y además la bendición más excelente.
Podemos tener acceso a El cuando lo queramos y donde lo deseamos, sabiendo que El nos recibirá con amor. Con libertad podemos acudir a El diciéndole afectuosamente: - ¡Papi, te necesito! -, pues ése es un privilegio que sólo le corresponde a los hijos.
En aquella época donde en las casas de la gente pudiente habían esclavos, la tarea de éstos era simplemente agradar a su señor cumpliendo sus responsabilidades, y por más buenos que éllos fuesen nunca podrían acercarse a su señor, darle un beso o un abrazo pues hasta podría ser considerado como algo irrespetuoso. La diferencia era bien clara: Uno era un esclavo que servía por obligación y debía mantenerse a distancia, el otro era el hijo que vivía libremente en la casa y podía acercarse a su padre sin limitación alguna.
Muchas veces, como hijos de DIOS parecemos más esclavos que hijos. El enemigo de nuestras almas nos ha hecho ver a DIOS como un ser insensible y sin amor que quiere que le sirvamos bajo temor.
¡Tú, si has recibido a Cristo en el corazón, no eres un esclavo sino un hijo amado por DIOS!, ¡Puedes acercarte todas las veces que quieras y decirle: - Papi, te necesito -; - Papi, dame ésto… - o – Papi necesito lo otro…-
Si tú tienes al Señor como tu Padre, ¡Vive entonces como un heredero legítimo!
CONFESION DE FE: PUEDO ACERCARME CON LIBERTAD A MI PADRE CELESTIAL
ORACION:
Señor, rompe en mi interior esas ataduras espirituales que me están haciendo perder la bendición de ser un heredero de cada una y todas Tus bendiciones. Gracias porque ya no soy más esclavo sino un hijo que con confianza Te puede llamar ¡PAPITO! Por Cristo nuestro Señor, amén.

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