viernes, junio 11, 2010

AGUA DE VIDA

Ríos de vida…
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Bendiciones,
Enio

Meditaciones Diarias
AGUA DE VIDA

Historias Inolvidables, Editorial APIA
APOCALIPSIS 22:1 “Luego el ángel me mostró un río de agua de vida, claro como el cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero.”
Hay un río llamado Meno, que nace entre la floresta en el Monte de los Pinos, en Alemania. Donde nace, sus aguas son tan claras y puras que pueden ser bebidas sin ninguna preocupación de contaminación.
Sin embargo, a medida que va pasando por aldeas y ciudades, debido a las industrias y a la basura que la gente va arrojando, se va contaminando a tal punto que ni la hierba en sus orillas logra crecer cuando desemboca en el mar.
Nuestra vida puede ser comparada con un río como ése. Cuando nacemos, somos puros e ingenuos, y desconocemos la suciedad del mundo. Pero, con el pasar de los años, vamos acumulando diariamente experiencias mediante los amigos, los grupos sociales y las diversiones, que incorporan a nuestra vida el egoísmo, la avaricia, los celos, el temor, la envidia; en fin, tanta basura que acabamos contaminados.
Afortunadamente, el río se purifica nuevamente cuando entra en contacto con el océano. De la misma forma, podemos encontrar influencias purificadoras a lo largo de nuestra vida. Una de ellas son los buenos profesores que aconsejan y orientan a sus alumnos para que alcancen una vida feliz y de éxito. Los buenos amigos también pueden ser influencias purificadoras. Los buenos consejos y las palabras amigas pueden ayudarnos a apartarnos de las cosas perjudiciales.
La verdadera purificación, sin embargo, solo puede ser ofrecida por DIOS, mediante su Hijo Jesús. Solo él nos puede perdonar y renovarnos. Aquel que purificó a los leprosos en el pasado también está listo para oír nuestros pedidos y purificarnos de las malas influencias de cada día.
Llegará el día en el que DIOS establecerá la Tierra Nueva, con habitantes santificados y glorificados por causa de a salvación dada por Jesús. Entraremos entonces en contacto con otro río: el río de la vida, cuyas aguas son puras y cristalina. Ese río jamás se contaminará, aunque atraviese la ciudad. Sí, porque en la Ciudad de Dios nunca habrá contaminación.
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ORACIÓN: Padre de amor, santificado seas. Me acerco a Ti, Padre Celestial para pedirte que me ayudes a purificar mi vida de las malas compañías, malas lecturas y de todo lo negativo que hay en mi. Sólo Tú lo puedes hacer a través de Tu Hijo Jesús. Escucha mi ruego y concédeme esta petición. En Su Nombre, amén.

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