lunes, octubre 05, 2009

CÓMO ALCANZAR LA PROSPERIDAD

Cómo alcanzar la prosperidad...
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Bendiciones,
Enio


Meditación Diaria
por RITCHIE PUGLIESE

POBRES
MATEO 5:3 “Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de éllos es el reino de los cielos.”

Si hiciéramos una encuesta, sobre si a alguno le gustaría ser pobre, con toda seguridad la gran mayoría diría un rotundo: ¡NO!

Es verdad, a nadie le gustaría ser pobre. Por eso nos esforzamos por estudiar y conseguir mejores empleos a fin de vivir bien lejos del nivel de la pobreza. Generalmente asociamos la pobreza humana como un síntoma de fracaso.

Lo increíble de ésto, es que en el ámbito espiritual la pobreza es bien vista a los ojos de Dios. Por cierto, no se refiere a la pobreza económica, sino a la espiritual. La Biblia afirma que el cielo estará lleno de pobres en espíritu.

¿Cómo puede ser esto? ¿Quiénes son los pobres de espíritu? El Reino de los cielos estará lleno de personas que se consideran a si mismas pobres de espíritu, es decir, incapaces de vivir por su propia fuerza la vida cristiana.

El pobre de espíritu es aquél que reconoce su incapacidad, y a la vez busca la fuerza del Espíritu Santo para poder obedecer y ser fiel al Señor.

Para llegar a ser prósperos espirituales, debemos primero considerarnos pobres espirituales pues únicamente los pobres pueden llegar a ser ricos en Dios. Con Dios, siempre los que no tienen nada, pueden obtener todo del Señor, porque dentro de su pobreza de espíritu tienen hambre de conocer comprender y agradar al Señor..

En este día el Señor nos recuerda que únicamente los que se consideran a si mismos pobres de espíritu, son calificados por Dios para ser transformados en ricos espirituales. No importa cuántas experiencias espirituales hayamos tenido o el nivel espiritual que hemos alcanzado, lo que importa es siempre considerarse un pobre de espíritu porque de éllos se agrada el Señor.

CONFESION DE FE: SOY UN POBRE DE ESPIRITU ENRIQUECIDO POR LA GRACIA DE DIOS

ORACION:
Señor, gracias por recordarme que la clave para ser rico espiritual es considerarse siempre a uno mismo pobre de espíritu que tiene hambre de conocerte, comprenderte y agradarte. Por Cristo nuestro Señor, amén.

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