¡Grandes cosas ha hecho
en mí el Poderoso!
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meditación.
Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
¡GRANDES COSAS!
LUCAS 1:45 ¡Dichosa tú, que has creído,
porque se cumplirá lo que el Señor te ha anunciado!
¡Cuánta alegría hay en esta historia! Da lectura a **Lucas 1:39-49. ¿Puedes ver a María corriendo llena
de energía, cargada de noticias, buscando compartir "las
grandes cosas" que DIOS estaba haciendo con ella? ¿Puedes ver a
Elisabet, anciana y embarazada, recibiendo la plenitud del Espíritu Santo? ¿Y
puedes ver a Juan el Bautista saltando de alegría en el vientre de su
madre?
En este texto podemos ver con mucha claridad al Espíritu
Santo obrando en la vida de las personas... de todas las edades. ¿Cuántos años
tienes tú? ¡No importa! El Espíritu Santo quiere y puede obrar en ti para
llenarte de alegría, para hacerte crecer en la fe, para que seas dichos@, para
que creas, y para que se cumpla en ti "lo que el
Señor te ha anunciado".
Pero, ¿cómo? ¿Acaso no recuerdas lo que DIOS te ha anunciado?
El Señor te ha anunciado que eres Su hijo amado; que por ti ha enviado a Jesús
para evitarte el castigo por tus pecados. El Todopoderoso te ha anunciado que
te está preparando un lugar en Su hogar celestial; te ha anunciado que irá
contigo hasta los confines de la tierra, y que estará contigo hasta el fin de
los tiempos.
María confirmó con absoluta certeza: "Grandes cosas ha hecho en mí el Poderoso". ¿Puedes ver
las grandes cosas que DIOS hace por ti cada día de tu vida?
¡El Poderoso está obrando en tu vida! Corre. Date prisa,
comparte tu alegría, afirma a otros en las promesas de DIOS, teniendo presente
que "se cumplirá lo que el Señor te ha
anunciado".
ORACIÓN: Gracias,
Padre, porque cumples en nosotros todas tus promesas. En el nombre de Cristo,
amén.
Lectura Biblica:**Lucas 1:39-49 (NVI)
A los pocos días María
emprendió el viaje y se fue de prisa a un pueblo en la región montañosa de
Judea. Al llegar, entró en casa de Zacarías y saludó a Elisabet. Tan pronto
como Elisabet oyó el saludo de María, la criatura saltó en su vientre. Entonces
Elisabet, llena del Espíritu Santo exclamó: —¡Bendita tú entre las
mujeres, y bendito el hijo que darás a luz! Pero, ¿cómo es esto, que la
madre de mi Señor venga a verme? Te digo que tan pronto como llegó a mis
oídos la voz de tu saludo, saltó de alegría la criatura que llevo en el
vientre. ¡Dichosa tú que has creído, porque lo que el Señor te ha dicho se
cumplirá! Entonces dijo María: —Mi alma glorifica al Señor, y mi espíritu se
regocija en DIOS mi Salvador, porque se ha dignado fijarse en su humilde
sierva. Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones, porque el
Poderoso ha hecho grandes cosas por mí. ¡Santo es su nombre!
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