martes, junio 28, 2005

POBRE

De cómo obtener el Reino.
Bendiciones,
Enio

Meditación Diaria
por RICARDO "RITCHIE" PUGLIESE

POBRES
MATEO 5:3 Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de éllos es el reino de los cielos.

Si hicieramos una encuesta, sobre si a alguno le gustaría ser pobre, con toda seguridad la gran mayoría diría un rotundo: ¡No!.
Es verdad, a nadie le gusta ser pobre. Por eso nos esforzamos por estudiar y conseguir mejores empleos a fin de vivir bien lejos del nivel de pobreza. Generalmente asociamos la pobreza humana como una maldición y fracaso. Lo increible de ésto, es que en el ámbito espiritual la pobreza es bien vista a los ojos de Dios. Por cierto no se refiere a la pobreza económica, sino a la espiritual.
La Biblia afirma que el cielo estará lleno de pobres en espíritu. ¿Como puede ser ésto? ¿Quiénes son los pobres de espíritu? El Reino de los cielos estará lleno de personas que se consideran a si mismas pobres de espíritu, es decir, incapaces de vivir por su propia fuerza la vida cristiana.
El pobre de espíritu es aquél que reconoce su incapacidad, y a la vez busca la fuerza del Espíritu Santo para poder obedecer y ser fiel al Señor.
Para llegar a ser prósperos espirituales, debemos primero considerarnos pobres espirituales pues únicamente los pobres pueden llegar a ser ricos en Dios.
Con Dios siempre los que no tienen nada pueden obtener todo del Señor. Existen cristianos que pareciera que “se las saben todas” y viven cegados por su orgullo espiritual. Ellos se consideran a si mismos ricos espirituales.
En este día el Señor nos recuerda que unicamente los que se consideran a si mismos pobres de espíritu, son calificados por Dios para ser transformados en ricos espirituales. No importa cuántas experiencias espirituales que hayamos tenido o el nivel espiritual que hemos alcanzado, lo que importa es siempre considerarse un pobre de espíritu porque de éllos se agrada el Señor.


CONFESION DE FE:
SOY UN POBRE DE ESPIRITU ENRIQUECIDO POR LA GRACIA DE DIOS

ORACION:
Limpia en este momento Señor, mi soberbia y/u orgullo espiritual, por las experiencias espirituales que he tenido en este último tiempo. Gracias por recordarme que la clave para ser rico espiritual es considerarse siempre a uno mismo pobre de espíritu. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

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