El privilegio más grande.
Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
por RICARDO "RITCHIE" PUGLIESE
PADRE AMOROSO
GALATAS 4:6-7 Y por cuanto sois hijos, Dios envió a nuestros corazones el Espíritu de su hijo, el cual clama: ¡Abba Padre! Así que ya no eres esclavo, sino hijo, y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo.
Tener a Dios como nuestro Padre celestial es un privilegio muy grande, y además la bendición más excelente. Podemos tener acceso a El cuando lo querramos y donde lo deseemos, sabiendo que El nos recibirá con amor. Con libertad podemos acudir a El diciéndole afectuosamente: - ¡Papi, te necesito! -, pues ese es un privilegio que sólo le corresponde a los hijos.
En épocas pasadas, donde en las casas de la gente pudiente había esclavos, la tarea de éstos era simplemente agradar a su señor cumpliendo sus responsabilidades, y por más buenos que éllos fuesen nunca podrían acercarse a su señor, darle un beso o un abrazo, pues hasta podría ser considerado como algo irrespetuoso.
La diferencia era bien clara: Uno era un esclavo que servía por obligación y debía mantenerse a distancia, el otro era el hijo que vivía libremente en la casa y podía acercarse a su padre sin limitación alguna.
Muchas veces, como hijos de Dios parecemos más esclavos que hijos. El enemigo de nuestras almas nos ha hecho ver a Dios como un ser insensible y sin amor que quiere que le sirvamos bajo temor.
¡Tú, si has recibido a Cristo en el corazón, no eres un esclavo sino un hijo amado por Dios!, ¡Puedes acercarse todas las veces que quieras y decirle: - Papi, te necesito -; - Papi, dame esto… - o – Papi quiero que me abraces…-
Si tú tienes al Señor como su Padre, ¡Vive entonces como un heredero legítimo!
CONFESION DE FE:
PUEDO ACERCARME CON LIBERTAD A MI PADRE CELESTIAL
ORACION:
Señor, rompe en mi interior esas ataduras espirituales que me están haciendo perder la bendición de ser un heredero de cada una y todas Tus bendiciones. Gracias porque ya no soy más esclavo, sino un hijo que con confianza te puede llamar ¡papito! En el nombre de Tu Hijo Jesucristo, amén.
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