miércoles, agosto 09, 2017

NINGUNA PRUEBA ES MÁS GRANDE QUE DIOS

A DIOS sabe cómo debemos responder…
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
NINGUNA PRUEBA ES MÁS GRANDE QUE DIOS
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JUDAS 1:24,25 “24 A aquel que es poderoso para guardaros sin caída y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría, 25 al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y poder, ahora y por todos los siglos. Amén.”
DIOS ha prometido que no tenemos que rendirnos a la atracción del pecado. ÉL le fija un límite a la tentación y nos da una salida: 13 No os ha sobrevenido ninguna prueba que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser probados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la prueba la salida, para que podáis soportarla.” (1a Corintios 10:13).
Jesús comprobó la verdad de esta promesa en Su experiencia del desierto. El Espíritu Santo llevó a Jesús allí, donde fue tentado por Satanás (Mateo 4:1-11). Nuestro Salvador resistió con éxito las incitaciones del diablo, recordando quién era el Padre y qué había prometido. DIOS limitó la tentación a Cristo a tres desafíos. La salida fue por medio de la poderosa verdad de las Sagradas Escrituras.
El Señor también ha prometido protegernos de dar pasos en falso. Vivimos en un mundo lleno de minas terrestres que están ocultas de nuestra vista o disfrazadas como algo bueno. Nosotros no las buscamos. Pero una vez que explotan, conducen a la infidelidad. Por ejemplo, Pedro tuvo una conversación con una criada, y terminó negando que conociera a Jesús (Mateo 26:69-72). Al igual que al apóstol, a veces se nos hace difícil advertir el peligro potencial de una situación, pero nuestro Padre Celestial sabe lo que está involucrado. ÉL sabe cómo debemos responder.
Ya sea que tú enfrentes tentaciones o dificultades inesperadas, la estrategia tiene que ser la misma: dirige tu atención al Todopoderoso y mantenla allí hasta que tu mente se llene del conocimiento de ÉL. Deja que la Biblia guíe tus oraciones, y permanece firme hasta que te llegue la ayuda prometida.
OREMOS: Gracias Padre Celestial porque Tú nos das la fuerza necesaria para no rendirnos ante la atracción del pecado. Tu Hijo venció al maligno, con la poderosa verdad de las Sagradas Escrituras.
Ayúdame Señor a que diariamente lea Tu Palabra, y que
Tu Espíritu Santo me guíe para entenderla, comprenderla y amarte.
Ayúdame a compartir lo aprendido. En el nombre de Cristo, amén.


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