lunes, mayo 05, 2008

MI PADRE INCOMPARABLE

Mi Padre incomparable.
Comparte esta meditación.
Bendiciones,
Enio



Meditación Diaria

por RITCHIE PUGLIESE

PADRE AMOROSO
GALATAS 4:6-7 Y porque ya somos sus hijos, Dios mandó el Espíritu de su Hijo a nuestros corazones; y el Espíritu clama: "¡Abbá! ¡Padre!" Así pues, tú ya no eres esclavo, sino hijo de Dios; y por ser hijo suyo, es voluntad de Dios que seas también su heredero

Tener a Dios como nuestro Padre celestial es un privilegio muy grande y además la bendición más excelente. Podemos tener acceso a El cuando lo querramos y donde lo deseamos, sabiendo que El nos recibirá con amor.

Con libertad podemos acudir a El diciéndole afectuosamente: ¡Abbá! ¡Padre! que quiere decir ¡Papi! - ¡Papi, te necesito! -, pues ese es un privilegio que sólo le corresponde a los hijos.

En aquella época donde en las casas de la gente pudiente habían esclavos, la tarea de estos era simplemente agradar a su señor cumpliendo sus responsabilidades, y por más buenos que éllos fuesen, nunca podrían acercarse a su señor, darle un beso o un abrazo pues hasta podría ser considerado como algo irrespetuoso.

La diferencia era bien clara: Uno era un esclavo que servía por obligación y debía mantenerse a distancia, el otro era el hijo que vivía libremente en la casa y podía acercarse a su padre sin limitación alguna.

Muchas veces, como hijos de Dios parecemos más esclavos que hijos El enemigo de nuestras almas nos ha hecho creer y ver a Dios como un ser insensible y sin amor que quiere que le sirvamos bajo temor.

¡Tú, si has recibido a Cristo en el corazón, no eres un esclavo sino un hijo amado por Dios! ¡Puedes acercarte todas las veces que quieras y decirle: - Papi, te necesito -; - Papi, dame esto… - ó – Papi necesito lo otro…-

Si tú tienes al Señor como su Padre, ¡Vive entonces como un heredero legítimo!

CONFESION DE FE:
PUEDO ACERCARME CON LIBERTAD A MI PADRE CELESTIAL

ORACION:

Señor, rompe en mi interior esas ataduras espirituales que me están haciendo perder la bendición de ser un heredero de cada una y todas tus bendiciones. Gracias porque ya no soy más esclavo sino un hijo que con confianza te puede llamar ¡Papito! Por Cristo nuestro Señor y Salvador, amén.

No hay comentarios.: