Gracias
Señor.
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esta meditación.
Bendiciones,
Enio
Meditación
Diaria
Renuevo de Plenitud
2a CORINTIOS 5:17
”De modo que si alguno está en Cristo, nueva
criatura es: las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas
nuevas.”
Había un hombre
muy rico que poseía muchos bienes, una gran estancia, mucho ganado, varios
empleados, y un único hijo, su heredero. Lo que más le gustaba al hijo era
hacer fiestas, estar con sus amigos y ser adulado por éllos. Su padre siempre
le advertía que sus amigos sólo estarían a su lado mientras él tuviese algo que
ofrecerles; después, le abandonarían.
Un día, el viejo
padre, ya avanzado en edad, dijo a sus empleados que le construyan un pequeño
establo. Dentro de él, el propio padre preparó una horca y, junto a ella, una
placa con algo escrito:
“PARA QUE NUNCA DESPRECIES LAS PALABRAS DE TU
PADRE. ”
Más tarde, llamó
a su hijo y lo llevó al establo y le dijo:
“Hijo mío, yo ya
estoy viejo y, cuando yo me vaya, tú te encargarás de todo lo que es mío… Y yo
sé cuál será tu futuro.
Vas a dejar la
estancia en manos de los empleados y vas a gastar todo el dinero con tus
amigos.
Venderás todos los bienes para sustentarte y, cuando
no tengas más nada, tus amigos se apartarán de tí.
Sólo entonces te
arrepentirás amargamente por no haberme escuchado.
Fue por esto que construí esta horca. ¡Ella es para ti! Quiero que me prometas que, si sucede lo que
yo te dije, te ahorcarás en élla.”
El joven se rió,
pensó que era un absurdo, pero, para no contradecir al padre, prometió,
pensando que eso jamás podría suceder.
El tiempo pasó,
el padre murió, y su hijo se encargó de todo, pero, así como su padre había
previsto, el joven gastó todo, vendió los bienes, perdió sus amigos y hasta la
propia dignidad.
Desesperado y
afligido, comenzó a reflexionar sobre su vida y vio que había sido un tonto. Se
acordó de las palabras de su padre y comenzó a decir: “Ah, padre mío…
Si yo hubiese escuchado tus consejos… Pero ahora es demasiado tarde.”
Apesadumbrado, el
joven levantó la vista y vio el establo. Con pasos lentos, se dirigió hasta
allá y entrando, vio la horca y la placa llenas de polvo, y entonces pensó: “Yo nunca seguí
las palabras de mi padre, no pude alegrarle cuando estaba vivo, pero, al menos
esta vez, haré su voluntad. Voy a cumplir mi promesa. No me queda nada más…”
Entonces, él
subió los escalones y se colocó la cuerda en el cuello, y pensó: “Ah, si yo
tuviese un nuevo chance…”
Entonces, se tiró
desde lo alto de los escalones y, por un instante, sintió que la cuerda
apretaba su garganta… Era el fin.
Pero el brazo de
la horca era hueco y se quebró fácilmente y el joven cayó al piso. Sobre él
cayeron joyas, esmeraldas, perlas, rubíes, zafiros y brillantes, muchos
brillantes… La horca estaba llena de piedras preciosas y una nota también cayó
en medio de ellas. En élla estaba escrito:
“Este es tu nueva
chance. ¡Te amo mucho! Con amor, tu viejo padre.”
DIOS es
exactamente así con nosotros. Cuando nos arrepentimos, podemos ir hasta ÉL.
DIOS siempre nos da un nuevo chance.
”El que encubre sus pecados, no prosperará: Mas el que los
confiesa y se aparta, alcanzará misericordia.” (Proverbios 28:13)
ORACIÓN: Gracias Padre
Celestial por tan hermosa historia que me enseña a caminar unido a Ti,
agradándote en todos mis actos y cumpliendo Tu voluntad. Ruégote Señor que me
libres del maligno y caer en la tentación. Te lo pido en el nombre de Cristo,
amén.
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