El
remedio para tu tristeza.
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
EL REMEDIO PARA TU TRISTEZA.
SALMOS 31:9-10 “Tenme compasión, SEÑOR, que estoy
angustiado; el dolor está acabando con mis ojos, con mi alma, ¡con mi
cuerpo! La vida se me va en angustias, y los años en lamentos; la
tristeza está acabando con mis fuerzas, y mis huesos se van debilitando.”
Todo
ser humano durante el transcurso de su vida experimenta en algún momento tristeza
en mayor o menor grado. Este sentimiento se repite una y otra vez durante
nuestra existencia y las causas que lo motivan son muy variadas. La pérdida de
un ser querido, la ruptura de una relación sentimental, problemas relativos a
los hijos, una mala situación económica y otras razones por el estilo pueden
hacernos caer en un estado de tristeza tan profunda que lleguen a agotar
nuestras fuerzas. En el pasaje de hoy, en medio de una muy difícil situación,
el rey David nos habla de este tipo de tristeza. Dice: “el dolor
está acabando con mis ojos, con mi alma, ¡con mi cuerpo!”.
Después declara que sus fuerzas se agotan y siente que hasta sus huesos “se van debilitando.”
¿Qué
debemos hacer cuando nos sentimos tristes? La Palabra de DIOS nos da pautas a
seguir para combatir la tristeza y sentir paz y gozo en nuestros corazones.
Jesús advirtió a Sus discípulos “En el mundo tendréis aflicción, pero
confiad, yo he vencido al mundo.” (Juan 16:33). Nadie está exento de pasar por
momentos de aflicción y tristeza. La diferencia radica en la manera de
reaccionar en esos momentos.
En
el pasaje de hoy, David clama por la misericordia de DIOS. Más adelante en el
versículo 14 de este Salmo 31, él declara: “Pero yo, oh SEÑOR,
en ti confío; digo: Tú eres mi DIOS.” De esta manera reaccionó
David en medio de su aflicción: Clamó a DIOS, confió en ÉL y el SEÑOR lo escuchó.
Así dice el versículo 22: “Pero tú oíste mi
voz suplicante cuando te pedí que me ayudaras”. Si meditamos en
la experiencia del rey David llegaremos a la conclusión de que él encontró
remedio para su tristeza clamando a DIOS y confiando en ÉL.
Muy difícilmente podemos escapar a los momentos de
tristeza en nuestras vidas, pero podemos aprender de esta enseñanza lo que
debemos hacer para que nuestros corazones y todo nuestro ser estén llenos de la paz de DIOS. Confiar
en el SEÑOR es la clave.
ORACIÓN:
Padre Santo, me postro delante de Tu trono de gracia, trayendo ante Tí mi
tristeza y mi desaliento. A Tí clamo desde lo más profundo de mi corazón
sabiendo que Tú puedes cambiar mi lamento y darme de Tu paz. En el nombre de
Jesús, amén.
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