Confiar en la fidelidad de DIOS ayuda a disipar
nuestros temores.
Compartamos esta meditación.
Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
¡ACÁ
ESTÁ….!
ISAÍAS 30:19«¡El DIOS de piedad se apiadará de ti cuando clames pidiendo
ayuda! Tan pronto como te oiga, te responderá».
Uno de los primeros
juegos entre padres e hijos es una especie de susto falso. El padre esconde la
cara detrás de las manos y, de pronto, se descubre y dice: «¡Acá esta!»(¡ACATÁ!). El niño se ríe ante la sonsera. La diversión de este juego se termina el día
que el niño se asusta de verdad. Entonces, ya no es asunto de risa.
El primer susto real
suele estar relacionado con separarse de los padres. Inocentemente, el niño va
de un lado a otro tras cosas que le atraen, hasta que se aleja. Pero cuando se
da cuenta de que está perdido, entra en pánico y grita pidiendo ayuda. De
inmediato, los padres salen corriendo para que el niño sepa que no está solo.
Cuando crecemos, nuestros
sustos falsos se vuelven sofisticados: libros de terror, películas, juegos en
parque de diversiones… Tener miedo es tan estimulante que quizá comenzamos a
tomar mayores riesgos para que la emoción aumente. Sin embargo, cuando aparece algo realmente
atemorizante, tal vez nos damos cuenta de que, como los israelitas en el pasaje
de Isaías 30, nos hemos alejado de Aquel que nos ama y Se preocupa por
nosotros. Ante el peligro, entramos en
pánico. Nuestro pedido de ayuda no
requiere palabras sofisticadas ni una defensa justificada, sino un clamor de
desesperación.
Como un padre amoroso,
DIOS responde rápidamente porque anhela que vivamos bajo la protección de Su
amor, donde nunca hay motivo para tener miedo.
Recuerda que el SEÑOR
escucha la petición de Sus hijos, les infunde aliento y atiende su clamor.
¡Sólo a DIOS sea la gloria!
Confiar en la fidelidad de DIOS ayuda a disipar
nuestros temores.
ORACIÓN: Padre Celestial. Te doy
gracias porque Tú, DIOS mío, eres mi pastor; contigo nada me falta. Me cuidas, me
das nuevas fuerzas y me guías por el mejor camino, porque así eres Tú. Puedo cruzar lugares peligrosos y no tener
miedo de nada, porque Tú eres mi pastor y siempre estás a mi lado. Me guías por el buen camino y me llenas de
confianza. Estoy completamente seguro de que Tu bondad y Tu amor me acompañarán
mientras yo viva, y de que para siempre viviré donde Tú vives. En el nombre de
Cristo, amén.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario