Servicio y humildad.
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
LA CLAVE PARA EL SERVICIO
Charles Stanley
JUAN 13:3-8 “Jesús,
sabiendo que el Padre había puesto todas las cosas en sus manos, y que de DIOS
había salido y a DIOS volvía, se levantó de la cena y se quitó su manto, y
tomando una toalla, se la ciñó. Luego echó agua en una vasija, y comenzó a
lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla que tenía ceñida.
Entonces llegó a Simón Pedro. Este le dijo: Señor, ¿tú lavarme a mí los pies? Jesús
respondió, y le dijo: Ahora tú no
comprendes lo que yo hago, pero lo entenderás después. Pedro le
contestó: ¡Jamás me lavarás los pies! Jesús le respondió: Si no te lavo, no tienes parte conmigo”.
Algunos cristianos aún no han entendido
que el verdadero servicio es más que asistir a la iglesia; implica dedicar
nuestras vidas al servicio de los demás. Jesús demostró esto cuando lavó los
pies de los discípulos en el Aposento Alto durante la Última Cena.
El ejemplo del Señor nos enseña que la
clave es la humildad. A menos que estemos dispuestos a inclinarnos y a
ensuciarnos las manos para servir a los demás, no habremos entendido cuál es la
clave del servicio. Además, un siervo verdadero:
& No espere a que le pidan ayuda. Nadie le pidió a Jesús que
fuera y lavara los pies de los discípulos. Así como ÉL vio e hizo lo que era
necesario, un siervo verdadero está alerta para identificar la necesidad y
luego servir como voluntario para atenderla. Lo hará calladamente sin buscar
ningún reconocimiento o recompensa. Está satisfecho y muy gozoso por el simple
hecho de ayudar.
& Debe aprender a recibir y también a dar. Ésto es, por lo general, muy
difícil para un siervo. Jesús dijo a Sus discípulos que si no le permitían que
les lavara los pies, no tendrían parte con ÉL. Pedro se había negado
rotundamente porque era demasiado orgulloso para recibir tal atención. No
debemos estar tan atados a los convencionalismos o al orgullo, que digamos no a
alguien que, por amor, desee “lavar nuestros pies”.
& Como
seguidores de Jesús, debemos verlo a ÉL como nuestro ejemplo de siervo. Si DIOS mismo tomó “la naturaleza de siervo”, Filipenses
2:6,7: " Él, siendo en forma
de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 7 sino que se despojó
a sí mismo, tomó la forma de siervo y se hizo semejante a los hombres", para hacer una tarea tan humilde para Sus discípulos,
¿qué excusa podemos presentar nosotros para no servir a los demás?
ORACIÓN:
Padre Celestial, enséñame a ser una persona humilde y de servicio, te lo pido
en el nombre de Cristo, amén.
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