Sé lento para juzgar a los
demás.
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
JUICIO DEFICIENTE
Nuestro
Pan Diario
** Leer
Mateo 7:1-6
MATEO 7:1 “No juzguéis, para que no
seáis juzgados”
He sido rápida
para juzgar a cualquiera que veo por la calle mirando su teléfono. ¿Cómo puede
estar tan ajeno a los autos que pueden atropellarlo?, me he preguntado. ¿Acaso
no le importa su propia seguridad?
Pero, un día,
mientras cruzaba un callejón, estaba tan absorta en un mensaje de texto que no
vi un auto a mi izquierda. Gracias a DIOS, el conductor me vio y frenó en seco.
Pero yo me sentí avergonzada. Me acordé de todas las veces que había juzgado a
los demás. Me había creído superior, y había caído en el mismo error.
Mi hipocresía
es la clase de pensamiento de la cual habló JESÚS en el Sermón del Monte: «¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu propio ojo, y
entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano» (Mateo
7:5). Yo tenía una tremenda «viga»; un punto ciego a través del cual juzgaba a
otros mediante mi juicio deficiente.
«Porque
con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados», dijo también JESÚS (7:2). Al recordar la mirada de disgusto del
conductor aquel día, después de tener que frenar abruptamente para no
atropellarme, recuerdo mi mirada de reprobación al ver a otros absortos en sus
teléfonos.
Nadie es
perfecto. Pero, a veces, en mi apuro por juzgar a los demás, lo olvido. Todos
necesitamos la gracia de DIOS. — lmw
OREMOS: Padre,
ayúdame a ser rápido para consolar o animar,
y lento para
juzgar. En el amor de CRISTO, amén.
** Leer Mateo
7:1-6 (RV95)
»No juzguéis, para que no seáis juzgados, porque con el juicio
con que juzgáis seréis juzgados, y con la medida con que medís se os medirá. ¿Por qué miras la paja que está
en el ojo de tu hermano y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?
¿O cómo dirás a tu hermano: “Déjame sacar la paja de tu ojo”, cuando tienes la
viga en el tuyo? ¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces
verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano.
»No
deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no
sea que las pisoteen y se vuelvan y os despedacen.
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