lunes, noviembre 22, 2010

NUESTRA ORACIÓN

Nuestra oración
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Bendiciones,
Enio

Meditación diaria

ORAR COMO A DIOS LE AGRADA
LUCAS 18:1-8 La parábola de la viuda y el juez
1 Jesús les contó una parábola para enseñarles que debían orar siempre, sin desanimarse. 2 Les dijo: "Había en un pueblo un juez que ni temía a Dios ni respetaba a los hombres. 3 En el mismo pueblo había también una viuda que tenía un pleito y que fue al juez a pedirle justicia contra su adversario. 4 Durante mucho tiempo el juez no quiso atenderla, pero después pensó: 'Aunque ni temo a Dios ni respeto a los hombres, 5 sin embargo, como esta viuda no deja de molestarme, la voy a defender, para que no siga viniendo y acabe con mi paciencia.' "
6 Y el Señor añadió: "Esto es lo que dijo el juez malo. 7 Pues bien, ¿acaso Dios no defenderá también a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Los hará esperar? 8 Les digo que los defenderá sin demora. Pero cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará todavía fe en la tierra?"

Nos gusta que las cosas sean fáciles, sencillas y lograr el resultado que queremos. Pero la oración no se puede reducir a una fórmula. No es una actividad estática donde la repetición de ciertas palabras produce la solución deseada de inmediato.
La oración es una comunicación permanente con el Padre, que implica hablar, escuchar y obedecer lo que oímos. Dios ha prometido responder las oraciones de Sus hijos, pero a menudo El espera antes de responder. Lo hace por varias razones.
• Preparación. A veces, Dios tiene primero que prepararnos para lo que Él nos quiere dar. Es posible que tengamos actitudes o conductas que no son correctas (Santiago 4:3 “y si se lo piden, no lo reciben porque lo piden mal, pues lo quieren para gastarlo en sus placeres.”). Él se encargará de nuestra actitud antes de darnos lo que tiene para nosotros.
• Crecimiento espiritual. Dios puede utilizar las demoras para probar nuestra fe o profundizar nuestra relación con Él. Cuando no hay ninguna respuesta de Su parte, el Señor quiere que lo sigamos buscando, que lo sigamos llamando y que sigamos conversando con Él.
• Oportunidad. El tiempo de Dios no es igual que nuestro tiempo. Él sabe lo que quiere lograr en nuestras vidas espirituales y en nuestra relación con Él. Podemos confiar en que el tiempo entre nuestra petición y Su respuesta será bien utilizado por el Señor.
A veces Dios responde de inmediato cuando le pedimos algo; pero muchas veces tenemos que pedirlo repetidamente antes de que El responda. Debemos continuar tocando a la puerta, como lo hizo la viuda perseverante antes de que Dios le diera Su respuesta. Jesús nos llama a un estilo de vida de “pedir, buscar y llamar”, teniendo la confianza de que Dios responderá a Sus hijos.
ORACIÓN: Señor, gracias por el día que me das y gracias por enseñarme cuál es Tu voluntad. Ayúdame Señor a conocerte y comprenderte pues Te necesito y se que Tú me estás protegiendo y bendiciendo diariamente. Gracias por las muestras de Tu amor. En el nombre de Cristo Jesús, amén.

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