jueves, junio 09, 2005

OBEDECER

Desobediencia vs fidelidad.

Bendiciones,

Enio





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Charles Stanley



¿QUÉ IMPLICA OBEDECER A DIOS?

Daniel 1: 2-16

El Señor dejó que Nabucodonosor capturara a Joaquim, y que también cayeran en su poder gran parte de los utensilios del templo de Dios. Nabucodonosor se llevó los prisioneros a Babilonia, y puso los utensilios sagrados en el tesoro del templo de sus dioses; además, ordenó a Aspenaz, jefe del servicio de palacio, que de entre los israelitas de familia real y de familias distinguidas trajera jóvenes bien parecidos, sin ningún defecto físico, cultos e inteligentes, entendidos en todos los campos del saber y aptos para servir en el palacio real. A ellos se les enseñaría el lenguaje y la literatura de los caldeos jóvenes bien parecidos, sin ningún defecto físico, cultos e inteligentes, entendidos en todos los campos del saber y aptos para servir en el palacio real. A ellos se les enseñaría el lenguaje y la literatura de los caldeos. Nabucodonosor ordenó también que a esos jóvenes se les diera todos los días de los mismos alimentos y vinos que a él le servían, y que los educaran durante tres años, al cabo de los cuales quedarían a su servicio.Daniel y sus compañeros en el palacio del rey. 6Entre estos jóvenes estaban Daniel, Ananías, Misael y Azarías, de la tribu de Judá, a quienes el jefe del servicio de palacio les cambió de nombre:i a Daniel le puso Beltsasar; a Ananías, Sadrac; a Misael, Mesac; y a Azarías, Abed-negó. Pero Daniel se propuso no contaminarse con la comida y el vino del rey, y pidió al jefe del servicio de palacio que no le obligara a contaminarse con tales alimentos. Por obra de Dios, el jefe del servicio de palacio vio con buenos ojos a Daniel, pero le dijo:—Tengo miedo de mi señor, el rey. Él me ha dicho lo que ustedes deben comer y beber, y si los ve con peor aspecto que los otros jóvenes, serán ustedes la causa de que el rey me condene a muerte. Daniel habló entonces con el mayordomo a quien el jefe del servicio de palacio había encargado el cuidado de Daniel, Ananías, Misael y Azarías, y le dijo:—Ruego a usted que haga una prueba con estos servidores suyos: ordene usted que durante diez días nos den de comer solamente legumbres, y de beber solamente agua. Pasado ese tiempo, compare usted nuestro aspecto con el de los jóvenes alimentados con la misma comida que se sirve al rey, y haga entonces con nosotros según lo que vea. El mayordomo estuvo de acuerdo, y durante diez días hizo la prueba con ellos. Pasados los diez días, el aspecto de ellos era más sano y más fuerte que el de todos los jóvenes que comían de la comida del rey. Así pues, el mayordomo se llevaba la comida y el vino que ellos tenían que comer y beber, y les servía legumbres.



Obediencia.

1. Ésta significa acatamiento al plan; conformidad a la norma y sumisión a la voluntad de otro.

2. La obediencia es lo fundamental en la vida cristiana. Fundamental en cuanto a toda decisión que hagamos, es la necesidad de saber qué dice la Biblia en cuanto al asunto, qué acción quiere Dios que tomemos, qué actitud le complacería, y qué pasos hay que dar.

3. Obediencia es hacer lo que Dios dice en el momento y en la manera que Él dice que lo hagamos. Debemos, entonces, saber cuáles son los mandamientos de Dios, porque no podemos obedecer lo que no entendemos.



El Espíritu Santo nos ayuda a relacionar los mandamientos de Dios con nuestra situación, y nos ayuda a decidir la mejor forma de proceder. Una vez que obedecemos, podemos esperar el desafío para que claudiquemos en nuestra forma de proceder.

Satanás no quiere que obedezcamos a Dios; él nos tentará para desviarnos en otra dirección o para debilitarnos con pequeños pasos de desobediencia. Pero podemos enfrentar su desafío para que renunciemos, renovando nuestra determinación de obedecer, como lo hizo Jesús. Una consagración como la Suya implica acción obediente, decidida y una disposición a sufrir las consecuencias que se deriven de nuestra sujeción.

Cada vez que eres tentado a desobedecer a Dios, tu fidelidad y devoción a Cristo están en juego.

Pregúntate a ti mismo: ¿Es cada vez mayor mi comprensión de la Biblia? ¿Soy capaz de ser consecuente con el plan de Dios, sin claudicar? ¿Qué tan dedicado estoy a obedecer a Dios?



OREMOS: Ayúdame oh Dios para comprender Tu Palabra, a ser consecuente con Tu plan y a obedecerte en todos mis actos. En nombre de Cristo, amén.

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