Cuando no podemos escuchar a DIOS.
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
CUANDO DIOS
CALLA
Ministerios En Contacto
**Leer Juan 11.1-27
¿Alguna vez has sentido como si DIOS te hubiera
aplicado la ley del hielo? Quizás oraste y le pediste que diera dirección a tu
vida, pero tú no escuchaste nada. Tal vez ahora estés pasando por alguna
enfermedad física o un problema familiar, y nada esté sucediendo, a pesar de
que has rogado a DIOS.
¿Cómo reaccionas cuando el Señor no parece estar
respondiendo tus oraciones? ¿Aprovechas la oportunidad para aprender algo de la
experiencia, o simplemente concluyes que ÉL te está ignorando?
Las respuestas típicas son: la desilusión (DIOS me falló), el desánimo (debo dejar de orar), la
incertidumbre (¿dónde está
DIOS?), los sentimientos de culpa
(hice algo malo), la ira (¡DIOS no es fiel!) y
el miedo (DIOS me ha abandonado).
El pasaje de hoy nos da un buen ejemplo de una vez
en la que al Señor JESÚS pareció no preocuparle la vida de alguien a quien ÉL
amaba. Al escuchar que Su amigo Lázaro estaba enfermo y a punto de morir, ¡Jesús no hizo nada durante dos días! Sus discípulos y
las hermanas del moribundo —María y Marta— sin duda se preguntaban por qué a JESÚS
parecía no importarle. Sin embargo, siguieron confiando en ÉL, y, finalmente su
fe les fue fortalecida.
Cuando no podemos escuchar a DIOS, no significa que
ÉL esté dormido o ajeno a nuestras circunstancias. Tampoco significa que vaya a
negar nuestra petición. DIOS quiere que tengamos una relación personal y
cercana con ÉL, independientemente de cómo responda a nuestras oraciones;
debemos amarle simplemente porque ÉL es DIOS.
Piensa en la razón por la que tú amas al SEÑOR, y
pídele que te ayude a sentir amor incondicional por ÉL.
OREMOS: Yo te amo SEÑOR. Ayúdame a no perder ese amor y la
fe en Tí cuando crea que Tú no escuchas mis oraciones. Ayúdame SEÑOR.
Te lo pido en el nombre de Cristo, amén.
**Leer Juan 11.1-27
Muerte de Lázaro
11 Había un hombre enfermo que
se llamaba Lázaro, natural de Betania, el pueblo de María y de su hermana
Marta. 2 Esta María,
que era hermana de Lázaro, fue la que derramó perfume sobre los pies del Señor
y los secó con sus cabellos. 3 Así pues, las dos hermanas
mandaron a decir a Jesús: —Señor, tu amigo querido está enfermo.
4 Jesús, al oírlo, dijo: —Esta
enfermedad no va a terminar en muerte, sino que ha de servir para mostrar la
gloria de Dios, y también la gloria del Hijo de Dios.
5 Aunque Jesús quería mucho a
Marta, a su hermana y a Lázaro, 6 cuando le
dijeron que Lázaro estaba enfermo se quedó dos días más en el lugar donde se
encontraba. 7 Después dijo a sus
discípulos: ——Vamos otra vez a Judea.
8 Los discípulos le dijeron:
—Maestro, hace poco los judíos de esa región trataron de matarte a pedradas, ¿y
otra vez quieres ir allá?
9 Jesús les dijo: —¿No es
cierto que el día tiene doce horas? Pues si uno anda de día, no tropieza,
porque ve la luz que hay en este mundo; 10 pero si uno
anda de noche, tropieza, porque le falta la luz. 11 Después
añadió: —Nuestro amigo Lázaro se ha dormido, pero voy a despertarlo.
12 Los discípulos le dijeron:
—Señor, si se ha dormido, es señal de que va a sanar.
13 Pero lo que Jesús les decía
es que Lázaro había muerto, mientras que los discípulos pensaban que se había
referido al sueño natural.14 Entonces
Jesús les dijo claramente: —Lázaro ha muerto. 15 Y me alegro
de no haber estado allí, porque así es mejor para ustedes, para que crean. Pero
vamos a verlo.
16 Entonces Tomás, al que
llamaban el Gemelo, dijo a los otros discípulos: —Vamos también nosotros, para
morir con él.
Jesús, la resurrección y la vida
17 Al llegar, Jesús se encontró
con que ya hacía cuatro días que Lázaro había sido sepultado. 18 Betania se
hallaba cerca de Jerusalén, a unos tres kilómetros; 19 y muchos de
los judíos habían ido a visitar a Marta y a María, para consolarlas por la
muerte de su hermano. 20 Cuando Marta supo que Jesús
estaba llegando, salió a recibirlo; pero María se quedó en la casa. 21 Marta le
dijo a Jesús: —Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. 22 Pero yo sé
que aún ahora Dios te dará todo lo que le pidas.
23 Jesús le contestó: —Tu
hermano volverá a vivir.
24 Marta le dijo: —Sí, ya sé
que volverá a vivir cuando los muertos resuciten, en el día último.
25 Jesús le dijo entonces: —Yo
soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; 26 y todo el
que todavía está vivo y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees ésto?
27 Ella le dijo: —Sí, Señor, yo
creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo.
Dios
Habla Hoy (DHH)
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