Una vida en constante crecimiento.
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
por Richard M. Publiese
CAMBIO
2ª CORINTIOS 3:18 "Por eso, todos nosotros, ya sin el velo que nos cubría la cara, somos como un espejo que refleja la gloria del Señor, y vamos transformándonos en su imagen misma, porque cada vez tenemos más de su gloria, y esto por la acción del Señor, que es el Espíritu."
La vida cristiana es una vida de constante crecimiento. El estancamiento no tiene parte en el verdadero cristianismo, ya que Dios a cada momento va tratando con nuestras vidas para hacernos más semejantes a Cristo. Nadie que se acerca verdaderamente a Dios puede seguir siendo la misma persona toda la vida. En la presencia de Dios siempre hay un cambio para bien.
La religión no puede producir esto en nuestro interior. Quizás produzca un cambio exterior, pero lo genuino de Dios siempre comienza de adentro hacia fuera. Sólo la presencia de Dios pudo cambiar al endemoniado gadareno en una persona pacífica; sólo la presencia de Dios pudo cambiar al estafador recaudador de impuestos Zaqueo, en una persona honrada; sólo la presencia de Dios pudo cambiar al Saulo de Tarso religioso en un Pablo cristiano.
La medida de nuestros cambios está en la medida en que buscamos a Dios. Cuando más nos acercamos a El, más cerca de Su santidad estaremos y viviremos más lejos del pecado.
Los cambios que hace el Señor son reales y generalmente graduales. En un momento determinado, uno se detiene a pensar y se da cuenta que ciertos hábitos y/o pecados ya son cosa del pasado. El presente poderoso que nos ofrece Cristo, con una vida renovada para bien, jamás nos hará anhelar lo pecaminoso del pasado, pues siempre la santidad es superior a la carnalidad o al pecado. En los últimos meses, ¿Has experimentado en tu vida cambios favorables realizados por la presencia del Espíritu Santo?
CONFESION DE FE:
SOY CAMBIADO, DE GLORIA EN GLORIA, POR EL PODER DEL ESPIRITU SANTO
ORACION:
Gracias, oh Dios, porque en Ti hay verdaderos cambios para transformarme en una mejor persona. Te entrego mi vida para que continúes haciendo Tu poderosa obra y pueda yo experimientar una nueva calidad de vida. En el Nombre de Tu Hijo Amado. Amén.
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