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Sobre nuestros bienes materiales.
Bendiciones,
Enio

Meditación Diaria
por RICARDO "RITCHIE" PUGLIESE

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PROVERBIOS 11:24 Hay quienes reparten, y les es añadido más; y hay quienes retienen más de lo que es justo, pero vienen a pobreza.(Vers. Reina y Valera).
Hay gente desprendida que recibe más de lo que da, y gente tacaña que acaba en la pobreza.(Vers. Dios Habla Hoy)

Cierta vez le hicieron un reportaje al hombre mas rico del mundo y le preguntaron cuánto dinero hacia falta para ser feliz. El respondio sonriente: - ¡Un poco más! -. Siempre el ser humano anhela algo más.
Las riquezas y posesiones que tengamos no son sinónimo de alcanzar la felicidad. Para el cristiano fiel, las riquezas y posesiones que pueda tener no son un fin sino un medio para glorificar a Dios. El resultado de esa actitud es alcanzar la verdadera felicidad y realización en la vida.
El pasaje de hoy nos enseña que el cristiano que trabaja y prospera debe ser un dador. Dios nos prospera no sólo para que vivamos bien, sino principalmente para que invirtamos en su Reino.
La iglesia local donde tú te congregas es el lugar principal donde debes honrar a Dios con tus diezmos, contribuciones y ofrendas. La prosperidad de Dios viene sobre el cristiano para que éste ayude a la iglesia de Cristo a cumplir el propósito de Dios.
Los bienes materiales nunca deben ser un fin en si mismos, sino un medio para glorificar a Dios. Hay bendición preparada para el cristiano dador pero gran dolor para aquellos que, con lo que el Señor les permitió ganar en sus trabajos o empresas, se han guardado la bendición y han retenido más de lo que les correspondía. ¿Eres un dador o un retenedor?


CONFESION DE FE:
POR EL PODER DE DIOS SOY TRANSFORMADO EN UN CRISTIANO DADOR

ORACION:
Perdóname Señor por ser un retenedor y no llevar a la iglesia local, donde me congrego, lo que a Ti te corresponde. Perdóname por olvidarme que ésta bendición económica que estoy recibiendo en este tiempo, es por tu pura Gracia y para que invierta en las cosas de tu Reino. Prometo devolverte todo lo que a Tí te corresponde. ¡Si, lo haré Señor! Por Jesucristo nuestro Señor, amén.